Cada tipo de árbol presenta unas características concretas que se deben tener en cuenta para sacar mayor provecho a la producción del cultivo. En el caso del almendro no solo hay que estar atento de las condiciones de clima y al sistema de riego, sino también al proceso de poda, que es imprescindible para que tenga un crecimiento óptimo.
Las sugerencias para efectuar la poda depende del agricultor: habrá quienes aconsejen podar aquellos que están presentando dificultad en el crecimiento, otros quienes apuntan a la poda de árboles más jóvenes, pero ¿cuál es la forma correcta de podar un almendro? ¿cómo garantizar que la poda promueva el crecimiento sano del árbol?
Hay diferentes tipos de podas; cada una orientada a promover la salud del almendro y al crecimiento del fruto bajo condiciones óptimas. Averigua aquí qué tipos de poda existen para el almendro y qué objetivos tiene cada una.
¿Por qué es tan importante la poda del almendro?
La poda es uno de los momentos más importantes dentro del proceso de cultivo de la almendra. Y es que dependiendo de cómo se haya hecho se pueden conseguir árboles sanos o enfermos.
Es así puesto que la poda va más allá de ser una necesidad desde el punto de vista de la producción. Esta acción es también un beneficio para los árboles, ya que al podarlos se puede corregir su postura y eliminar ramificaciones excesivas que le restan fuerza, lo que les permite crecer de una forma más equilibrada.
Es importante considerar que la mejora de la producción, así como de la calidad del fruto, es el resultado de tener un árbol en buen estado, algo que se consigue por medio del proceso de poda.
Tipos de poda del almendro
Existen varios tipos de poda del almendro y cada uno está asociado con un objetivo o el momento en el que se encuentran los árboles cuando se lleva a cabo el proceso.
Poda de formación
Este tipo de poda es la que ayuda al árbol de almendro a que adquiera una forma adecuada. El objetivo es crear una estructura consistente, con ramas principales gruesas y fuertes durante el primer año, para después comenzar a construir una estructura con ramas secundarias el segundo año.
Por ello, la poda de formación ocurre cuando el árbol es joven y con ella se persiguen dos objetivos: que el árbol crezca de manera equilibrada y que resulte sencillo recoger las almendras cuando estén en su punto óptimo.
Poda de fructificación
Tras los primeros 4 años del árbol de almendro, hay que cambiar a la poda de fructificación. El objetivo en este caso es eliminar prolongaciones y chupones, así como retirar ramas débiles o muertas del almendro para que las ramas secundarias no pierdan su fuerza e incluso se fortalezcan más.
Esta poda requiere mucho cuidado, pues es fundamental no afectar el equilibrio del árbol y asegurarse que no haya ramificaciones que sufran más que otras.
Poda de restauración
El paso del tiempo sobre el almendro hará que sus ramas envejezcan y que por ende el árbol pierda fuerza. Llegado ese momento, hay que realizar una poda de restauración, de manera que se reinicie el ciclo de producción del almendro. También es un proceso que se aplica a los árboles enfermos o que no han tenido el cuidado adecuado.
Se trata de un tipo de poda más agresiva, por lo que no todo el tiempo resulta efectiva y el árbol puede morir. No obstante, si se dan las condiciones adecuadas y la poda se lleva a cabo de forma correcta, el almendro podrá volver a crecer y a ramificarse poco a poco para producir almendras de excelente calidad.
Poda en verde
La poda en verde, por su parte, es un tipo de poda que se suele realizar en los meses de mayo y junio, justo después de la floración y la recogida del fruto. Es un proceso sencillo en el que solo se eliminan los brotes que han crecido y se han desarrollado el último año para que no ocurra una ramificación excesiva que provoque la pérdida de fuerza del almendro.
Recomendaciones para la correcta poda del almendro
Además de conocer los tipos de poda, es importante tener en cuenta algunas consideraciones para que el proceso de poda sea eficiente y apropiado.
● Hacerlo en la época correcta
Aunque la poda es indispensable para el almendro, lo cierto es que el proceso puede hacer que el árbol sufra. Por ello, para evitar un sufrimiento en exceso y que pueda morir es importante realizar la poda en una época específica. Se recomienda hacerlo cuando los almendros están ‘dormidos’, es decir, cuando el árbol no está creciendo ni tampoco en floración.
Esa época suele ser al principio del otoño o al final del invierno. De esta manera se evita que el almendro sufra heladas que pudieran perjudicarlo y los agricultores se aseguran de que pueda estar recuperado para el inicio de la primavera, que es cuando comienza el periodo de floración.
● Revisar los árboles con frecuencia
Más allá de podar los almendros según corresponda, es importante estar atento a los cambios en el árbol. Aunque su crecimiento es lento, conviene hacer revisiones con cierta regularidad para asegurarse de que sus ramas están en las condiciones adecuadas. Si el almendro se deja a su suerte, difícilmente podrá producir almendras de alta calidad.
● Solicitar asesoramiento
Pasar años cuidando un almendro y que no cumpla las expectativas de producción puede ser frustrante. La poda tiene una gran influencia en esto, pues si no se hace de forma apropiada, el árbol no dará frutos de calidad. Por ello, siempre es importante contar con asesoramiento de expertos en la materia para no cometer errores.
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